Según lo prevé el Ministerio de Agricultura, las bodegas tendrán que aplicar, sin excepción, el logo creado por la cartera que identifica al vino como Bebida Nacional.
“La idea es que sea obligatorio su uso para identificar al vino como un producto argentino en todo el mundo”, admitió Carla Campos, segunda funcionaria en jerarquía del ministerio que conduce Julián Domínguez.
Campos tuvo intervención directa en el diseño del logo, que juega con la figura de la escarapela y los colores patrios, en una superposición con 5 granos de distinto diámetro de un racimo que, como ella misma explica, pensó en asociar a la proyección del vino argentino en los 5 continentes.
El propósito trascendió durante la presentación en sociedad de la nueva imagen, que tuvo lugar en San Juan. Y poco tardó en generar algunas tibias reacciones de representantes de la industria, no del todo de acuerdo con el carácter obligatorio de su uso en las etiquetas.
Para José Luis Lanzarini, presidente del Fondo Vitivinícola de Mendoza, “su implementación debería ser consensuada con todo el sector”. Sin embargo, a su turno Campos aclaró que “en los casos de bodegas pequeñas que no puedan encararlo con medios propios es probable que las ayudemos con subsidios”.
Durante la presentación se reafirmó que, acorde a la declaración firmada por la presidente Cristina Fernández a fines de noviembre, la leyenda “Vino Bebida Nacional” y su logo deberá estar presente en eventos de fiestas patrias y ferias internacionales, como parte de acciones en conjunto entre el Minagri, la Secretaría de Turismo, Cancillería y Aerolíneas Argentinas.
Por su parte, el ministro Domínguez se encargó de aclarar que “el isologo no es una marca comercial. Es la síntesis de la opinión de todos…”.

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