A partir del 12 de julio de 2011, la India es el 45° Estado Miembro de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), la principal institución intergubernamental de competencia reconocida en el ámbito de la viña, el vino y los productos derivados de la vid. Las autoridades indias, junto con los principales actores del sector vitivinícola en esta parte del mundo, decidieron hace seis meses hacer oír su voz en el sector vitivinícola mundial solicitando la adhesión a la OIV. Con una superficie de viñedos que ha crecido espectacularmente un 66% entre 1998 y 2008 hasta cubrir alrededor de 71.400 hectáreas, el segundo país más poblado del mundo no podía sino recibir una respuesta afirmativa de los 44 Estados Miembros de la OIV.
El embajador de la India en Francia, el Sr. Ranjan Mathai, quien ocupará el cargo de Secretario de Exteriores de la India a partir del 1 de agosto, ha desempeñado un papel clave promoviendo un acuerdo entre ambas partes. “Uno de los rasgos más significativos del proceso de adhesión es que los países miembros de la OIV votaron ‘sí’ de forma unánime a la candidatura de la India, gracias al duro trabajo desarrollado por autoridades clave como Ranjan Mathai”, ha afirmado el Director General de la OIV, Federico Castellucci. Las 71.400 hectáreas de viñedos de la India están orientadas a la producción de uva de mesa, alcanzando en 2008 la cifra de 15.940 quintales. El peculiar clima de la India –cálido y húmedo a lo largo de todo el año- permite incluso a los viticultores indios vendimiar dos veces al año en algunas zonas. Los viñedos en India se sitúan principalmente en tres regiones: Maharashtra (costa oeste), Bangalore (sur) e Himachal (norte).
Si no fuera por los árboles de mango que reinan a la entrada de la finca, en Nashik (Estado de Maharashtra), parecería una región vitivinícola europea. A cuatro horas de coche de Bombay, Sula Vineyards es uno de los tres principales viñedos hindúes. Ciento veinte hectáreas de viña, una unidad de producción a la última y 550.000 botellas producidas el año pasado. Sauvignon, chenin, cabernet, zinfandel o syrah: todas las cepas han sido importadas de Francia y de California.
Sula Vineyards elabora incluso vino espumoso "según el método 'champenois'", como precisa su propietario, Rajeev Samant.
"Nuestra producción se duplica cada año", explica Rajeev Samant. "Acabo de instalar depósitos para 700.000 litros y ya estoy preparando la construcción de las próximas con una capacidad equivalente".
En alas de una clase media cada vez más proclive a adoptar las modas extranjeras, el mercado indio del vino crece, en efecto, entre un 25 y un 30% al año. Un maná para los escasos productores locales, que se aprovechan, además, de los derechos de aduanas exorbitantes, del 100% al 240%. con los que se gravan los vinos importados. De ahí que sólo puedan pagarlos los hoteles de cinco estrellas.
Tercer productor del país en la actualidad, Sula Vineyards es la historia de un éxito extraordinario. Diplomado de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), Samant, su propietario, fue director financiero de una empresa del Silicon Valley. "Cansado de esa vida", regresa a su país, en 1997, con la idea de explotar las tierras de la familia situadas en Nashik, cuidad santa del hinduismo, que es también la capital de la uva hindú. "Entonces me pregunté por qué nadie había intentado jamás plantar castas capaces de dar buen vino", cuenta.
Los análisis efectuados por un laboratorio norteamericano especializado confirman su intuición. A 600 metros de altitud, con un clima templado, el lugar es apropiado para un cultivo vitivinícola de calidad. Aconsejado por un asesor californiano, importó la maquinaria y plantó las primeras cepas en 1998. Hoy sus viñedos presentan una facturación de 3,5 millones de euros.
Gracias a sus etiquetas de diseño y a su dinámica política de marketing, Sula Vineyards consiguió hacerse con "más del 20% de la cuota del mercado nacional, que abarca, a partes iguales, restaurantes y hoteles de cinco estrellas", explica el director de ventas y de marketing, Ajay Pinto. Y añade: "Se trata de un mercado muy joven. Hay que educar a los consumidores. Por eso, organizamos continuamente catas en los hoteles y en los restaurantes. El vino es un producto que seduce a los jóvenes acomodados y a las mujeres que encuentran por fin en el vino un alcohol socialmente aceptable".
Los fines de semana, la alta sociedad de Bombay viene a iniciarse en los secretos del vino a las bodegas Sula Vineyards a un precio módico: menos de dos euros por degustar cuatro vinos. Un método que aplica también Château Indage, la bodega más antigua de la región, cuyo "bar de degustación", abierto el año pasado, ofrece los 22 caldos de la casa.
Establecida desde 1989 cerca de Bangalore, y propiedad en parte del productor francés Veuve Clicquot, la bodega Grover sigue siendo el primer productor de vino del país, aunque la competencia es cada vez mayor. Porque el éxito de Sula Vineyards está creando escuela. La región de Nashik alberga ya una veintena de bodegas nuevas y los viveros de los alrededores ofrecen una buena docena de cepas extranjeras. Por ejemplo, Rajeev Samant, entusiasmado con su bodega, se dispone a plantar merlot, viognier y garnacha.
Beneficiándose del "made in India", Sula Vineyards consigue incluso exportar el 10% de su producción a Estados Unidos, al Reino Unidos, a Italia y, desde el año pasado, a la propia Francia. "Tienen que seguir esforzándose, pero Sula Vineyards y algunas otras bodegas hindúes han alcanzado ya una calidad internacional", estima Andreas Unser, un viticultor alemán, que ha venido a visitar esta región del Estado de Maharashtra con el fin de ver si puede montar aquí un negocio vitivinícola.
"Aunque no es la que más vende, Sula ha sido importante porque ha popularizado el vino con una exitosa campaña de marketing y distribución", cuenta Reva Singh, la editora de la única revista especializada en el subcontinente, Sommelier India. Samant han sido pieza clave de lo que llaman "la pequeña revolución del vino en India", donde el consumo ha crecido increíblemente si se considera que comenzó casi de la nada.
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