El Gobierno de Evo Morales apoyará un proyecto privado para la fabricación en Bolivia de la bebida “Coca Colla”, como parte de su política de fomento de la industrialización de la coca.
El viceministro Jerónimo Meneses presentó la "Coca-colla", una nueva gaseosa energizante que será producida con la "hoja sagrada" andina cultivada en la región cocalera del Chapare.
Allí, donde Evo Morales se lanzó a la carrera sindical y política hace más de dos décadas, se encuentra la mayoría de la coca que la ley 1008, aprobada en los '80 y aún vigente, considera ilegal.
La iniciativa partió de los campesinos y, por si faltaran más coincidencias con el jarabe creado en 1885 por John Pemberton, el envase de la "Coca-colla" tendría una etiqueta roja.
Aunque el ministro Meneses ya presentó a la prensa la botella, las autoridades admitieron que el nombre podría ser cambiado. "Inicialmente es una iniciativa privada para producir un energizante de coca, pero estamos viendo cómo impulsarla porque nos interesa como Estado la industrialización de la coca", dijo el viceministro de Desarrollo Rural, Víctor Hugo Vázquez. Destacó las variadas iniciativas privadas existentes en Bolivia donde se producen mates, jarabes, dentífricos, licores, caramelos e incluso pasteles de coca.
Actualmente, aunque la ley vigente sólo permite 12.000 hectáreas para satisfacer la demanda legal, hay plantadas unas 30.000 según un reciente informe de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito.
La Coca Colla se inscribirá en la tradición de otras bebidas reivindicativas de lo autóctono. El caso más saliente es el de Inca Kola, la gaseosa peruana nacida en 1935. De sabor dulce y característico color dorado, su fórmula es casi tan secreta como la de la Coca-Cola. Junto a Irn Bru (de Escocia), es la única gaseosa cuyas ventas en su país de origen superan ampliamente a las del gigante de la bebida. A tal punto que en 1999 la empresa estadounidense compró en 300 millones de dólares el 51% de las acciones de su rival incaico. Con un perfil más desafiante, en Francia se creó la Che Cola, que estampó la cara del guerrillero argentino en otro energizante.
Los bolivianos protegen una larga tradición. La hoja de coca ha sido producida durante milenios por los aymaras, quechuas, pueblos originarios y se ha usado con fines medicinales, para rituales, como fuente de energía y hasta para la adivinación.
Los bolivianos han mantenido una larga lucha para cambiar tal estigmatización que viene desde la Convención de Viena de1961, que mantiene a la hoja de coca en la ilegalidad pues figura en la lista negra de las drogas.
Luego de décadas de esfuerzos para erradicar el cultivo de hoja de coca por parte de los gobiernos bolivianos, con programas como coca cero, la federación de cocaleros logró, no sin muchas batallas y sangre derramada, llegar al poder en el 2005 bajo al figura de Evo Morales. Con este nuevo gobierno ha habido un cambio radical en las políticas hacia la coca, al grado de establecer en la nueva Constitución a la hoja milenaria como patrimonio cultural de Bolivia.
Si bien la hoja de coca forma parte esencial de la cultura indígena de Bolivia (de Colombia y del Perú), no fue sino a raíz de los daños climáticos provocados por el fenómeno del Niño en 1980 cuando aumentó el cultivo de coca al emigrar muchos campesinos a zonas más productivas de Bolivia, como es el caso de Cochabamba, donde la coca se da de manera fácil debido al clima tropical.
La Federación de Cocaleros (grupo de sindicatos de productores de coca) han llegado a un acuerdo con el gobierno de Morales de respetar el cato (1600m2) de coca y luchar contra el narcotráfico. La forma en que llevan a cabo dicho compromiso es mediante un “control social” en el que un grupo del sindicato verifica constantemente que se esté cultivando sólo lo estipulado y, en caso de que haya exceso se sanciona al productor.
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