Colonia del Sacramento. Los vinos con la cepa insignia del país vecino se degustan en bodegas con historia que desde hace poco reciben visitas. Aunque no es de las más transitados ni de las famosas, la emergente Ruta del Vino, en Uruguay, lleva a recorrer buenas bodegas y hasta degustar vinos premiados en concursos internacionales. En los últimos años, las bodegas del país vecino se suman lentamente, pero en forma sostenida, a la tendencia mundial de abrir sus puertas a los turistas, y para impulsar la actividad se formó hace cuatro años la Asociación de Turismo Enológico, integrada por 15 bodegas. Es verdad que no se puede hablar de una gran Ruta del Vino como en Mendoza o Francia, pero sí se pueden seguir las huellas de la Tannat, cepa insignia del país. Una uva tinta, rústica, de maduración tardía y con mucha personalidad, que es buena compañera de parrilladas, pucheros y guisos.
Las bodegas empiezan a recibir a los turistas para los clásicos recorridos entre barricas, toneles y viñedos con la degustación final.
Esta ruta del vino joven, casi nueva, que recién se pone en movimiento, hasta mereció una nota en el suplemento Viajes de The New York Times, por los viñedos más reconocidos. Y el Roble Don Pascual 2005, de Establecimiento Juanicó, fue elegido por la revista Forbes , el año último, como el número uno entre los vinos de América del Sur.
A pesar de los reconocimientos, Uruguay todavía se tiene que sacudir el estigma de productor de vinos de baja calidad. Porque desde hace poco más de una década, las bodegas se abocaron a elaborar vinos de gran calidad, incluso referentes internacionales.
La mayoría se exporta a Brasil, Estados Unidos y Canadá. La cantidad crece años tras año. En 2004 vendieron al exterior 1.200.000 litros y en 2008, 13 millones. A la Argentina llega poco, casi nada, tal vez eclipsados por la vasta producción nacional.
Gran versatilidad
La tannat al principio no es una cepa fácil. Con muchos taninos, fuerte, áspera, requiere adaptación.
Por su estructura es una uva versátil que permite producir vinos jóvenes, de guarda, con paso por roble, rosados y hasta licores de Tannat (tipo Oporto).
Los uruguayos poco a poco se están inclinando por los vinos finos, aunque todavía tomar un buen tinto no es boom como en la Argentina, y mucho menos entre los jóvenes.
“Recién nos estamos consolidando; lleva tiempo convencer a los bodegueros para que abran las puertas y hagan inversiones en infraestructura para recibir a visitantes”, comenta Daniel Mutio, presidente de la Asociación de Turismo Enológico del Uruguay, que asegura que el referente de los Caminos del Vino uruguayo es Mendoza. “Nos inspiramos en las Rutas del Vino de Mendoza, ellos están muy avanzados; nosotros estamos lejos todavía.”
Existen 268 bodegas, la mayoría pequeñas y con gran tradición familiar, todas atendidas por sus dueños, de años de campo, concentradas en las cercanías de Montevideo y Canelones, pero también a lo largo del río Uruguay, en Colonia y en Rocha.
Fuente: Andrea Ventura
Nectar Wines Trade
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